jueves, 4 de noviembre de 2010

domingo, 19 de octubre de 2008

Anarquistas son de clase media y tienen necesidad de difundir el cambio social

Análisis criminal
Sus bombas son balones de gas o extintores de incendio, con pólvora negra o TNT, activados por mecha lenta o detonadores.
Por Hernán Ávalos. El Mercurio de Stgo., pág. C16, del domingo 7 de Septiembre de 2008.


El académico y psicólogo social Eric Marín viene estudiando a los anarquistas chilenos desde que irrumpieron en la escena publica en 2004.
Al hacer un perfil de ellos señala que surgieron en la clase media, principalmente, en las universidades y centros de estudio. “No nacen del lumpen como se cree y probablemente algunos tengan experiencia subversiva”, dice seguro.
Agrega que los anarquistas actúan en grupos de dos o tres, sin ninguna jerarquía y mediante comunicación horizontal. Utilizan la telefonía celular y la Internet para mantener cierta cohesión. Tras cometer sus atentados, se desarticulan y vuelven a la masa contestataria que protesta contra el sistema socioeconómico y el orden establecido.
Marín, quien ha sido asesor de Carabineros, señala que el anarquismo, por definición, tiene necesidad de difundir la autoría y oportunidad de sus ataques, para influir en el cambio social. Por las mismas razones, reivindica sus ataques y, de paso, la memoria de anarquistas históricos en la individuación de sus grupos operativos. “Su logística es simple y tienen recursos escasos”, asegura.
También utilizan artefactos explosivos de regular poder destructivo construidos con cilindros de gas o extintores de incendio, pólvora negra o TNT, mecha lenta o detonadores activados por baterías o magnetos, fáciles de obtener en el mercado.
Su forma de actuar –explica– corresponde a la filosofía del individualismo anarquista. Y su modelo a seguir es el anarcoinsurreccionalismo europeo, similar al surgido en Italia entre los años 2001 y 2005. Sus objetivos son el Estado y sus símbolos representativos de poder.
Los “anarcos” viven encubiertos, porque sus actividades anarquistas secretas las hacen compatibles con la participación en partidos de izquierda, tolerantes con ellos, con ecologistas y con grupos musicales punk, hardcore y estilo straight edge. Como su enemigo es el poder del Estado, sus ataques están centrados en Las Condes, Providencia y Santiago, donde están las instalaciones más representativas.
Han elegido horarios entre las 23 hrs. y la 1 de la madrugada, cuando transita escaso público, adoptando los resguardos para disminuir la posibilidad de causar victimas inocentes entre los transeúntes. Los días más comunes en que han actuado son las madrugadas de los lunes y los miércoles.
Los ataques han sido regulares desde el año 2004 con una cifra cercana a los 70, ninguno de los cuales ha sido aclarado por el sistema de persecución peal.
Según Marín, los anarquistas actúa en tres fases. En sus comienzos con bombas de escaso poder y en periodos de paz social; luego aumentan su poder destructivo en protestas y agitación callejera; para, en una tercera etapa, llegar al atetado directo contra autoridades representativas del Estado.
INVESTIGACIÓN
El fiscal francisco Jacir, de la Fiscalía Metropolitana Oriente, fue designado por el fiscal nacional Sabas Chahuán para investigar estos delitos de connotación terrorista, individualizar y llevar a juicio a sus responsables.
Auque su misión fue de carácter preferente, Jacir no ha sido relevado de otras pesquisas, por lo que el Gobierno solicitó que la investigación tenga un fiscal de dedicación exclusiva, lo cual aún no ha sido resuelto.
Para su labor ha contado con los instrumentos legales, el personal y los recursos solicitados al Ministerio del Interior. Pero hasta ahora su investigación no ha mostrado resultados.
Entre las instituciones que colaboran con el fiscal Jacir están la Fiscalía Contra el Crimen Organizado del propio Ministerio Público, la Dirección de Inteligencia Policial de Carabineros (Dipolcar), la Jefatura de Inteligencia de la Policía de Investigaciones, la Agencia Nacional de Inteligencia (ANI) y el Consejo de Defensa del Estado (CDE).

Nota del transcriptor: El consejo Canadiense de Relaciones Americano-Islámicas rindió un homenaje a Maher Arar por su valor. El público lo ovacionó de pie, pero en la celebración se colaba el miedo. Muchos de los importantes líderes comunitarios se mantenían a distancia de Arar y sólo le respondían de manera tentativa. Algunos oradores ni siquiera podían mencionar al homenajeado por su nombre, como si tuviera algo contagioso. Y tal vez tenían razón: la endeble “prueba” –desestimada más tarde– que hizo que Arar fuera a parar a una celda infestada de ratas era la de asociación. Y si eso podía pasarle a Arar, un exitoso ingeniero de software y padre de familia, ¿quién está a salvo?
Dijo Arar, “nadie presentó una queja pública (contra el acoso de funcionarios del Estado post Patriot Act). El miedo evitó que lo hicieran”. El miedo a ser el siguiente Maher Arar. Naomi Klein

miércoles, 6 de agosto de 2008